1. INTRODUCCIÓN
Con el pasar del tiempo las ciudades se desarrollan en relación con su estructura física,
arquitectónica y en cuanto a espacios por parte de los miembros de una sociedad. Esto va
cambiando en la medida en que se presenta la propia evolución humana y de las comunidades
donde el hombre hace vida, sea por medio de la transformación del espacio con estilos
modernos o conservando su antigüedad. En tal sentido, la sociedad se va acoplando a los
cambios que lo rodea. A tal efecto, durante años, con el devenir del tiempo, el ser humano se ha
visto en la necesidad de elaborar espacios de recreación, lugares de esparcimiento, sitios de
distracción anhelando el bienestar social [1].
Sobre este particular, Casal [2] señala que “sin la existencia de la arquitectura es
inconcebible la civilización”. Por este motivo, las sociedades urbanas diseñan sus casas, parques
y demás en función a la demanda, pero no contempla la importancia del saber construir en
función de su localidad y cultura, para conservar el desarrollo global unánime, creando espacios
públicos que ofrezcan un entorno sensorial apropiado para la humanidad.
Por lo expuesto, se entiende que el vínculo entre sociedad, el medio físico y las necesidades,
provoca que el arquitecto cumpla una función en el medio; de allí la pertinencia de explicar la
importancia de la regeneración urbana arquitectónica como factor de recuperación de la
identidad social [3].
En torno a este planteamiento, se tiene que las comunidades urbanas han tenido un desarrollo
fugaz, lo que hace que el crecimiento sea sin control, generando desorden en su casco urbano,
dando lugar a espacios sin que se haya pensado en el bienestar social, con una identidad
negativa ante la vista turística.
A lo largo del tiempo, el turismo ha ido incrementándose no solo por el comercio, sino por
los recursos naturales que la comunidad ofrece. Esto hace que se incremente el número de
visitantes en ciertos lugares, trayendo consigo el crecimiento del territorio de forma
desordenada, ya que los habitantes en el interés de comercializar sus productos al turista van
asentándose en zonas que le pertenecen al peatón ocupando el espacio público e invadiendo el
libre tránsito vehicular, transformándose en una barrera arquitectónica que ocasiona malestares
a los ciudadanos y a los visitantes, así como el incremento del comercio informal, la
contaminación auditiva, una degradación del paisaje urbano y el deterioro progresivo del
hábitat territorial [4].
Una de las razones causales de esta problemática es el poco conocimiento sobre la
conformación territorial geográfica y sus consecuencias a la hora del crecimiento espacial y
poblacional.
El desorden urbano provoca complicaciones al confort de los habitantes, comerciantes y
turistas que visitan el habita territorial con problemas de identidad social. Esto se puede
evidenciar a través de un diagnóstico situacional, que a su vez permite crear una propuesta
contextualizada para lograr el mejoramiento del espacio poblacional, hecho en función de las
reales necesidades de un colectivo social, fortaleciendo las actividades comerciales, turísticas y
el desarrollo económico de los habitantes.
Atendiendo a ello, el país necesita infraestructuras que mejoren la calidad de vida de los
ciudadanos, y que garanticen el confort de las generaciones futuras; infraestructuras sustentables
y sostenibles, eco proyectos que faciliten el buen vivir. Es importante que cada localidad,
comunidad o espacio territorial busque instrucciones, leyes, directrices para obtener el orden de
la misma, lo cual hará que el crecimiento sea propicio para el desarrollo de la identidad social de
manera positiva.