Revista Ciencias Sociales y Económicas - UTEQ (2021)
ISSN 2588-0586 IMPRESO; ISSN 2588-0594 ELECTRÓNICO
Volumen 5, Número 1. Semestral (enero-junio)
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Las Concepciones Político Económicas en Argentina Durante la Nueva Era Democrática
Frente a la Crisis del Sector Público y un Contexto Económico Hostil: Entre la Retórica
Alfonsinista y los Problemas Económicos (1983-1985)
Political-Economic Conceptions in Argentina During the New Democratic Era in The
Face of the Public Sector Crisis and A Hostile Economic Context: Between Alfonsinist
Rhetoric and Economic Problems (1983-1985)
Ignacio Rossi
Universidad Nacional de General Sarmiento, (Argentina)
ignacio.a.rossi@gmail.com
Fecha de recepción: 19/01/2021
Fecha de aceptación: 24/02/2021
Publicado: 30/06/2021
Resumen
El trabajo aborda las discusiones político económicas en torno a los primeros años del retorno
democrático en la Argentina de Raúl Alfonsín (1983-1989). Especialmente el foco se centra en
las concepciones político económicas que manifestaba el alfonsinismo y su relación con el
contexto general de la crisis económica de la deuda latinoamericana y su incidencia en la
Argentina en los años democráticos. Para esto se han consultado los discursos iniciales del
presidente en diferentes instancias como un conjunto de estadísticas que permiten dar cuenta de
la relación entre el severo contexto económico y su relación con el entendimiento del gobierno
al momento de la transición de un régimen autoritario a uno democrático. Hemos podido dar
cuenta que el discurso económico inicial del gobierno se encontraba imbuido por una fuerte
retórica democrática que hacía dificultoso planificar con herramientas nuevas una crisis sin
precedentes. Así, la discusión a la que aportamos se relaciona con los debates en torno a las
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primeras concepciones económicas del gobierno y con miras a constituir un insumo para
comprender los posteriores virajes e iniciativas económicas de perfil más ortodoxo.
Palabras clave: política económica, democracia, discurso, crisis, deuda, transición.
Abstract
The work addresses the political-economic discussions around the first years of the democratic
return in Argentina of Raúl Alfonsín (1983-1989). Especially the focus is on political-economic
conceptions and their relationship with the general context of the economic crisis of Latin
American debt and its incidence in Argentina in the democratic years. For this, the initial
speeches of the president in different instances have been consulted as a set of statistics that
allow to account for the relationship between the severe economic context and its relationship
with the understanding of the government at the time of the transition from an authoritarian
regime to a democratic one. We have been able to realize that the initial economic discourse of
the government was imbued with a strong democratic rhetoric that made it difficult to plan an
unprecedented crisis with new tools. Thus, the discussion to which we contribute is related to
the debates around the first economic conceptions of the government and with a view to
constituting an input to understand the later economic changes and initiatives of a more orthodox
profile.
Keywords: economic policy, democracy, speech, crisis, debt, transition.
Introducción
El gobierno de Alfonsín se caracterizó durante toda la década de 1980 por los severos efectos
que produjo en la economía la crisis de la deuda latinoamericana (altas tasas de interés
internacionales, desencuentros con los acreedores externos y monitoreo estricto del Fondo
Monetario Internacional sujeto a programas stand by), donde la que Argentina era uno de los
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Mayores deudores, tornándose así una etapa de presión por parte de las instituciones financieras
internacionales en implementar ajustes de corto plazo y reformas estructurales que deberán
esperar para encontrar la plenitud de las en la década de 1990 (Ffrench Davis y Devlin, 1993).
En Argentina, era particularmente dificultosa la cosecha de productos primarios exportables
como de los precios internacionales de estos que acumularon una caída del 37% solo entre 1984-
1987 (Schvarzer y Aronskind, 1987), la doble transferencia del Estado que, señalada por Ortiz
y Schorr (2006), significó que entre 1981-1989 se transfirieran al exterior, principalmente en
concepto de intereses de la deuda, un 4% del PBI; mientras al capital concentrado (principales
grupos económicos nacionales y extranjeros) se les transfería un 10% del PBI en concepto de
sobrecompras, descuentos impositivos y promociones industriales. En este marco de
endeudamiento público, al que debía sumarse una inflación de tres dígitos y la incertidumbre
que eso provocaba, Damill y Frenkel (1994) señalan que la caída de la inversión bruta fija se
constituyó como la principal variable de ajuste.
En este contexto, la estrategia económica inicial del gobierno, en un comienzo, se asemejó a
las estabilizaciones keynesianas de posguerra centradas en reactivar el producto e incrementar
los salarios reales.
1
Así, la estrategia inicial del ministro Bernardo Grinspun (1983-1985) fue
mantener un alto nivel de empleo con los instrumentos clásicos a la demanda: crédito barato y
gasto público (Belini y Korol, 2020). Paralelamente se combatiría la inflación de forma gradual,
con una política de ingresos que contribuyera a la recuperación salarial. Esto indujo un aumento
inicial de precios seguido de un establecimiento de pautas para seguir su evolución como la del
tipo de cambio y las tarifas públicas. Sin embargo, ante el avance de una inflación multicausal
1
Ver un detalle de las características de estas estabilizaciones en la tabla adjuntada en el anexo.
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de tres dígitos que se tornaba inercial (Heymann, 1986), grupos económicos integrados con
capacidad de ignorar los controles, presión del Fondo Monetario Internacional (FMI) por
implementar un ajuste ortodoxo y renegociar el stand by interrumpido por el régimen anterior y
renegociar la deuda; la estrategia fracasó en sus objetivos: la economía marchaba hacia la
recesión y la inflación era de aproximadamente 600% (Rapoport, 2020). El cambio de estrategia
económica propiciado por el gobierno integró al ministro Juan Sourrouile en enero de 1985,
como a un grupo de técnicos: Alfredo Concepción, Mario Brodersohn, José Luis Machinea,
Adolfo Canitrot y Ricardo Carciofi, entre otros. La estrategia la constituyó la formulación de un
plan antiinflacionario denominado Austral que combinaba medidas ortodoxas (control del gasto
público, de la emisión monetaria, etc.) con otras heterodoxas (congelamiento de precios, cambio
del signo monetario, entre otras) destinado a frenar la inflación inercial. Sin embargo, ante el
fracaso del mismo al no contar con medidas destinadas a redimensionar el gasto público de
forma profunda (Brenta, 2019), entre otras cuestiones, la política económica del gobierno fue
paulatinamente adquiriendo rasgos más ortodoxos centrados en el ajuste fiscal, el control
monetario o bien propuestas de reformulación del Estado que buscaron desprenderse de
empresas públicas y generar una apertura comercial mayor en continúa con las recomendaciones
del FMI y el Banco Mundial (BM), aunque de forma tardía (es decir, una vez que el capital
político del gobierno se encontraba en declive). Es conocido que este progresivo avance de un
“consenso del ajuste” (Massano, 2018) significó en gran medida un avance de los postulados
neoliberales a nivel nacional como internacional propios de aquellos años (Beltrán, 2006) donde
confluían gobiernos conservadores en los principales centros de poder mundial que adoptaban
sus postulados como Margaret Thatcher (1979-1990) en Inglaterra y Ronald Reagan (1981-
1989) en Estados Unidos.
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En este marco, nuestro interrogante es cómo inicialmente el alfonsinismo entendía los
problemas económicos y qué repertorio de posibilidades prescribía frente al severo contexto
nacional e internacional que se vivía. Creemos que este interrogante puede contribuir a la
comprensión de la primera iniciativa económica del gobierno que se ha calificado de anacrónica,
romántica (Pesce, 2006; Heredia, 2006) e improvisada (Gerchunoff y Llach, 2019) en un
contexto en el que, si bien eran difícilmente reeditables las estrategias económicas de posguerra,
puede complejizarse dicho fenómeno. Para ello, nos centramos en los discursos y
pronunciamientos iniciales de Alfonsín donde buscamos comprender sus formulaciones en
función del contexto político y económico de aquel entonces. Es decir, las concepciones político
económicas que aglutinaba el alfonsinismo entendidas como un conjunto de representaciones,
ideas y saberes específicos que hacen a la formación económico-social según, y en relación, a
la coyuntura histórica específica (Rougier y Odisio, 2019) Sin embargo, aunque el principal
contenido reflexiona sobre el momento de la transición en 1983, presentamos de un modo
introductorio en una primera parte un análisis de los principales problemas económicos
heredados de la dictadura como de la evolución de los mismos en todo el gobierno alfonsinista.
La segunda parte, que representa el principal aporte del trabajo desentraña los pronunciamientos
político económico del presidente como de su relación indisoluble con la retórica democrática
en la cual se encontraban imbuidos.
Legado económico y panorama general de las cuentas públicas
En los años en que la Argentina transitaba la senda democrática tras una de las dictaduras más
severas de la historia, Schvarzer (1984) señalaba que la economía argentina presentaba
características de una crisis de gran envergadura. Especialmente, se refería a que el PBI de 1983
se comparaba al de 1974, el valor agregado de la industria al de 1970, la caída de la inversión
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había sido del 30% respecto a la década anterior y existían evidencias de una regresiva
distribución del ingreso. Si observamos el grafico 1 y 2 podemos apreciar cómo, por un lado, la
inversión cayó estrepitosamente desde los últimos años de 1970 tocando sus peores niveles para
1983 y, por otra parte, se registraba una regresiva distribución del ingreso contra los sectores de
menores ingresos.
Gráfico 1
Inversión bruta fija y total de ramas de la industria manufacturera (en millones de
pesos=1970)
Fuente: elaboración propia en base a datos consultados en Rapoport (2020)
0
5
10
15
20
25
30
1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984
Inversión
bruta fija
Total. Ind.
Manufc.
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Gráfico 2
Distribución del ingreso del conjunto de perceptores (en porcentaje) en 1974,
1976,1978 y 1980.
Fuente: elaboración propia en base a datos consultados en Altimir, Beccaria y González Rosada
(2002).
Como lo sostiene Mario Rapoport (2020) eran relativamente conocidos en aquel entonces; pero
otros no habían sido valorados en su total magnitud a causa de la falta de transparencia
estadística y documental como la deuda pública
2
. En suma, la economía acumulaba una caída
del 10% del PBI, preocupantes déficits fiscales (14% del PBI), cuasifiscales
3
y un intempestivo
contexto internacional de caída de los precios primarios que afectaba la disponibilidad de divisas
reduciendo las importaciones y arrastrando la inversión (Delgado, 2013). Específicamente
legado por la dictadura y la entonces crisis de la deuda latinoamericana dejaban una deuda
pública de casi 45.000 millones de dólares, con 20.000 millones de atrasos (equivalente a casi
el 70% del PBI). Como puede verse en la tabla 1, a pesar de obtener un saldo comercial positivo
en los primeros años de gobierno, el déficit de la balanza de pagos trepaba los 2.400 millones
2
En aquel entonces no existían registros nacionales de la deuda externa y, a pesar de una primera iniciativa
de revistar la misma por parte del equipo económico de Grinspun como del Ministro de Relaciones Exteriores
Dante Caputo, hacia fines de 1984 se optó por pagar lo que los acreedores y las instituciones financieras
reclamaban. Para este tema ver (Olmos, 2006).
3
Referido al que presentaba el BC luego de haber expandido notablemente la base monetaria y haber
financiado con seguros de cambios, entre otros mecanismos, la deuda privada. En parte, esto era parte del legado
del régimen anterior, especialmente de la reforma financiera de 1977 y la Cuenta de Regulación Monetaria
(Bekerman, 1988)
0
10
20
30
40
50
60
70
1974 1976 1978 1981
11,14
12,1
10,2
10,5
60,6
59,8
53,7
54,5
28,1
28
36,1
35,1
Ingresos bajos
Ingresos medios
Ingresos altos
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de dólares y la negativa evolución de los términos de intercambio desde 1985 agravaría el
panorama.
Tabla 2
Algunos indicadores del sector externo (en millones de dólares. Términos de intercambio 1970=100).
Exportaciones
Importaciones
Saldo de
la balanza
comercial
Servicios
financieros
Deuda
externa
Términos de intercambio
7.836
4.504
3.331
-5.408
45.069
101,9
8.107
4.585
3.523
-5.712
46.903
110,3
8.396
3.814
4.582
-5.303
49.326
95,1
6.852
4.724
2.128
-4.416
51.422
80,7
6.360
5.819
540
-4.485
58.300
69,4
9.133
5.322
3.810
-5.127
58.500
74,4
9.579
4.203
5.374
-6.422
63.600
75,7
Nota: datos consultados en Rapoport (2020) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Balanza Comercial Argentina, años
1910-2019.
Con respecto al sector público, puede observarse que el gasto se mantuvo constante en toda la
década, mientras que la recaudación disminuyó presentando así progresivos déficits fiscales de
varios puntos del PBI conjugándose con decrecientes reservas del Banco Central de la República
Argentina (BCRA) con la excepción del año 1986 en que el Plan Austral generó bajo
notablemente los índices inflacionarios
4
.
Tabla 3
Indicadores del sector público
Año
Gasto público
consolidado por
Nivel de recaudación total
(nacional y provincial) en
porcentaje del PBI
Déficit fiscal global del
sector público en
porcentaje del PBI
Reservas internacionales
del BCRA en millones de
4
Sobre este Plan puede consultarse (Massano, 2018).
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finalidad de en
porcentaje del PBI
dólares a diciembre de cada
año
1983
29,23
12,11
-
3.205
1984
28,87
13,80
10,5
3.499
1985
33,56
18,21
7,7
6.005
1986
32,74
19,10
3,5
4.287
1987
35,02
17,34
5,7
3.018
1988
31,75
15,09
6,4
4.979
1989
33,35
15,52
7,6
3.419
Nota: fuente elaborada con datos Ministerio de Economía y Producción. Secretaria de Hacienda. Oficina Nacional de
Presupuesto. Presupuesto de la Administración Nacional. Gastos por finalidad, función y naturaleza económica, 1956-2006,
Buenos Aires; Cetrángolo y Sabaini (2007); Rapoport (2020); BCRA. Boletín estadístico, años 1983-1989 y BCRA. Panorama
Monetario y Financiero. Series mensuales.
No era menos preocupante una inflación anualizada de más del 400% entre 1983-1984, mientras
que el promedio de variación del IPC en la década (1981-1990) arrojó 437,6% (Arriazu, 2005:
472); que si lo comparamos con el deterioro del salario real promedio observado en el gráfico 3
durante prácticamente toda la década podemos entender el creciente conflicto sindical que
también fue significativo en estos años y que presentamos evolutivamente en el gráfico 4. Es
decir, el salario tuvo una caída durante todo 1984 a pesar de los esfuerzos de Grinspun.
Posteriormente, los que se observa, es que será a partir de 1985 con la estabilización heterodoxa
que impusiera el Plan Austral en 1985 (con el ministro que reemplazó a Grinspun, Sourrouile),
que se lograría cierta contención de la caída con una leve recuperación. Esto, como puede verse,
se tradujo posteriormente en una progresiva caída durante el resto de la etapa a pesar de las
estrategias económicas que hubo en 1987 y 1988.
5
A su vez, esto se relaciona con la elevada
5
Nos referimos al plan de reforma de Estado que se intentara sin éxito en 1987 entre el Ministerio de
Economía y el Ministerio de Obras y Servicios Públicos (Sourrouile y Rodolfo Terragno) como del posterior plan
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conflictividad sindical que podemos observar en la tabla 4 y que se mantuvo con gran intensidad
durante todo el periodo de gobierno.
Gráfico 3
Evolución del salario mínimo y salario real promedio 1984-1989
Fuente: elaboración propia en base a datos consultados en INDEC.
Al respecto, la elevada conflictividad sindical fue transitando evolutivamente su reunificación
hasta alcanzar su momento de mayor unidad; quizás porque el crecimiento salarial sufría una
pronunciada caída durante 1984 hasta la etapa de “economía de guerra”
6
que se inicia en 1985.
A partir de aquel entonces puede observarse cómo se desarrolla una mayor consolidación del
sector sindical, nucleado sobre todo en la Confederación General del Trabajo (CGT), para seguir
creciendo en la década siguiente (Iñigo Carrera, 2001) a pesar de que desde 1986 la
desocupación y la subocupación alcanzaban la barrera nunca antes vista del 12% de la Población
Económicamente Activa. No obstante, las fracturas entre los cuadros sindicales fueron evidentes
desde 1987, variando el acatamiento a los llamados de huelga. En gran medida, la asociación
denominado primavera que consistía en una estabilización ortodoxa con propuestas de apertura comercial y
financiamiento del Banco Mundial.
6
Frente al avance de la inflación y una posible hiperinflación y con motivo del recambio del equipo
económico para aplicar el Plan antiinflacionario Austral, Alfonsín declaraba tiempos de una “economía de guerra”.
Puede consultarse el discurso en https://www.alfonsin.org/discurso-en-defensa-de-la-democracia-y-anuncio-de-
economia-de-guerra/
0
20
40
60
80
100
1984 1985 1986 1987 1988 1989
Evolución del salario mínimo y salario real promedio 1984-1989
Salario minimo Salario real promedio
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entre caída salarial y alta conflictividad laboral expresa que la transición no solo acarreaba al
régimen político, sino que era doble en tanto se trataba de una reestructuración capitalista que
impugnaba contra los trabajadores buscando desarticular el poder político sindical y a la que
estos se resistían (Bonnet y Glavich, 1994)
7
.
Tabla 4
Conflictividad general: huelgas generales entre 1983-1989
Fecha
Huelgas convocadas por la CGT
Reclamos
Agosto de 1984
CGT unificada (Saúl Ubaldini)
Contra las medidas económicas del
gobierno
Septiembre de
1984
Apoyo de la comisión de los 20
8
Contra la política socioeconómica
del gobierno, la carestía y por aumentos
de salarios
Mayo de 1985
apoyaron organizaciones
empresarias y partidos políticos
opositores
9
Contra la política socioeconómica
del gobierno
Agosto de 1985
apoyaron los partidos de la
oposición y organizaciones de
derechos humanos
10
Contra el Plan Austral y el FMI y a
favor de una moratoria de la deuda
7
Obviamente esto no significa que el alfonsinismo era consciente de este proceso histórico, sino que, por el
contrario, buscó implementar reformas que en ocasiones eran contradictorias entre sí, a la par que buscaba pactos
y concertaciones con el sector para moderar la conflictividad social que fue fracasando o siendo parcialmente
exitosa. Para el conflicto sindical entre el gobierno y el sector sindical desatado desde el fracaso de la ley de
intervención de los sindicatos del Ministro de Trabajo Mucci puede verse Massano (2015).
8
En aquel entonces el sindicalismo argentino se encontraba dividido en dos grandes líneas: la CGT “Azpopardo”
y la comisión de los 20 por un lado, y la CGT de la República Argentina junto con las 62 organizaciones por el
otro (comandada por Miguel Lorenzo y el grupo de los 25).
9
Coordinadora de Actividades Mercantiles y Empresarias (CAME), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA),
Partido Justicialista (PJ), Demócrata Cristiano (PDC), Movimiento de Integración y Desarrollo (MID),
Conservador Popular (PCP), Intransigente (PI), Obrero (PO), Movimiento al Socialismo (MAS) y Socialista
Auténtico (PSA).
10
Familiares de Detenidos Desaparecidos, Madres de Plaza de Mayo, Servicio de Paz y Justicia.
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Enero de 1986
apoyaron los partidos de la
oposición, organizaciones de
derechos humanos, ex combatientes
de Malvinas, la iglesia católica y
algunas organizaciones empresarias
Contra la política económica y por un
aumento salarial y la negociación de la
deuda externa
Marzo de 1986
apoyaron una parte de la
oposición, partidos de izquierda y
organizaciones de derechos
humanos
11
Contra la política socioeconómica y
por un aumento de salarios
Junio de 1986
Apoyaron partidos de la
oposición y de izquierda
Contra el Plan Austral y un aumento
de salarios
Octubre de 1986
Apoyaron partidos de la
oposición y de izquierda
(simbólicamente lo hicieron las 62
organizaciones)
Contra la política económica del
gobierno
Enero de 1987
Apoyó el PJ y los partidos de
izquierda
Contra la política económica, la
moratoria de la deuda y por un pacto
social
Noviembre de
1987
Apoyó el PJ y los partidos de
izquierda
Contra la renuncia del equipo
económico
Diciembre de
1987
Netamente obrero (sin apoyo
explícito de los partidos)
Contra la política económica
Abril de 1988
Apoyaron los partidos opositores
y de izquierda
Contra la política económica y la Ley
de Asociaciones Profesionales
11
Otra parte de los partidos políticos se unieron al oficialismo: UCR, Unión del Centro Democrático (UCD),
Federal (PF) y Demócrata (PD).
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Septiembre de
1988
Apoyaron organizaciones
empresarias (FAA, CGE) y partidos
de la oposición y de izquierda
Contra el Plan Primavera y el desvió
de ingresos al extranjero
Septiembre de
1988
Apoyaron el PJ y el Partido de los
Trabajadores y el Pueblo (PTP)
Contra la represión policial en la
huelga anterior
Nota: elaboración propia en base a datos consultados en Iñigo Carrera (2001) y Massano (2015).
Para concluir este panorama de herencia y problemas económico de la democracia de 1983
cabría agregar que el ajuste del sector público no solo se producía por la caída de la inversión y
otros gastos, sino también en salarios reales que venían cayendo desde los años de dictadura
(Basualdo, 2006). A su vez, y paradójicamente persistían factores de gasto potencial como lo
sostuvieron Ortiz y Schorr (2006): entre 1981-89 se remitieron al exterior un porcentaje del 4%
del PBI (unos 27 mil millones de dólares), mientras que el capital concentrado interno
(principales grupos económicos y extranjeros del país) percibieron transferencias, incluyendo
los seguros de cambio
12
, por un 10% del PBI en el mismo periodo (equivalente a unos 67 mil
millones de dólares).
Entre la retórica y la economía: los pronunciamientos de Alfonsín sobre la democracia y
las cuestiones económicas
El nuevo régimen que se inauguraba en 1983 exigía que los actores económicos y sociales
aceptaran las reglas de juego democráticas redefiniendo sus relaciones con el Estado y sus
maneras de resolver sus conflictos y demandas. Se trataba de un nuevo escenario que debía
articularse en la medida que se avanzaba en el proceso de transición democrática y donde
12
Los autores calculan que estos representaron una carga de 9.000 millones de dólares en la deuda blica
en todo el periodo de gobierno (Ortiz y Schorr, 2006).
Ignacio Rossi
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Alfonsín constituía una suerte de guía para su heterogéneo partido (Sáez Alcántara y
Freidenberg, 2006).
Por su parte, Bercholc, J. O. y Bercholc, D. (2010) como Bercholc, J. O. y Bercholc, D.
(2012) aseguran que el uso de categorías identitarias referentes a la nacionalidad incrementó
con el devenir de la crisis económica. El alfonsinismo apelaba a una ciudadanía nacional como
estrategia para responder a una pluralidad de demandas provenientes de diferentes actores
sociales que, en su diagnóstico, se desenvolvían con lógicas corporativas según sus fortalezas
institucionales más o menos formales (Ramírez, 2019).
Es así que el contenido económico se entremezclaba con el contenido relacionado con las
alusiones al sistema institucional y el bienestar de la población. Sin embargo, cuando los
problemas económicos no se resolvieran tomarían impulso los discursos tecnocrático-
económicos dirigidos a ciudadanos de mercado (Bercholc, J. O. y Bercholc, D., 2016). Esta
tensión atravesó al programa democrático refundacional de Alfonsín, que debía gobernar con
los nuevos y los antiguos poderes sociales ahora en democracia, y a la gesta fundacional de su
programa que se esforzaría por aglutinar la diversidad de demandas sociales frente a un hostil
contexto económico (Vitale y Dagatti, 2016).
El 10 de diciembre de 1983, con motivo de su asunción, el presidente apelaba al
fortalecimiento del Estado:
Ayer pudo existir un país desesperanzado, lúgubre y descreído; hoy convocamos a
los argentinos, no solamente en nombre de la legitimidad de origen del gobierno
democrático, sino también del sentimiento ético que sostiene a esa legitimidad [y
agregaba, más adelante] Vamos a luchar por un Estado independiente. Hemos dicho
que esto significa que el Estado no puede subordinarse a poderes extranjeros, no
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puede subordinarse a los grupos financieros internacionales, pero que tampoco
puede subordinarse a los poderes locales (…) el Estado no puede ser propiedad
privada de los sectores económicamente poderosos (Alfonsín, 1983: 27).
Aunque, como lo señalara en aquellos años Rouquié (1985) “en el frágil equilibrio entre
libertad e igualdad que sustenta las prácticas democráticas y alimenta los fantasmas de las elites
liberales, el Estado no goza de buena prensa. Se lo denuncia como un Leviatán que amenaza el
pluralismo (…) que al intervenir en el juego democrático lo falsea” (31). Es por ello que desde
los inicios hubo una tensión entre un Estado que debía consolidarse como democrático pero que,
a la vez, debería favorecer la libertad y la pluralidad mediante la representación y la convocatoria
ciudadana sin apabullar las iniciativas individuales. Este conflicto parecía favorecer a grupos
económicos con capacidad de lobby, especialmente la de aquellos actores que detentaban la
dominancia económica en términos estructurales (Azpiazu, Basualdo y Khavisse: 2004).
En sus primeros años, la economía de la democracia (Novaro y Palermo, 1996) que
propiciaba la Unión Cívica Radical (UCR), partido oficialista conducido por el alfonsinismo,
aludía a un conjunto de postulados comunes, que en general compartían los partidos
mayoritarios. Estos, se oponían al liberalismo económico que se criticaba en el régimen anterior
(la apertura, liberalización y financiarización) y pretendían llevar a cabo, retóricamente, una
profundización de la industrialización y reactivación del mercado interno con impulso de las
exportaciones y límites a la especulación financiera. De hecho, en 1984 un panfleto de la UCR
decía aquí le dijimos NO al NO. No a la especulación. No al alza de precios. No al
desabastecimiento. No al egoísmo. No a la inflación. No al porque sí. AHORA TODOS.
Empezando por cada uno”.
13
13
Adhesivo de campaña de la UCR (marzo de 1984). Recuperado de: https://www.alfonsin.org/1984-
campana-gobierno-tema-economia/
Ignacio Rossi
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Y más explícitamente expuso Alfonsín los problemas de endeudamiento y fuga de capitales
en la campaña electoral en 1983:
Tenemos una deuda fabulosa que hemos contraído […] Hemos importado
manufacturas que producíamos, hemos cerrado las fábricas, hemos hecho cundir la
desocupación, y al mismo tiempo nos endeudamos. Hemos permitido que salieran
al exterior transferencias de quienes especulaban. Han venido acá capitales
golondrina, a cobrar intereses que no se han cobrado nunca en moneda fuerte […]
en la Argentina nos hemos empinado sobre nuestra responsabilidad, y jamás en el
futuro, nunca más permitiremos que nadie nos robe, ni de adentro ni de afuera
14
.
Así, la promesa de refundación democrática y transición política que captó a amplios
sectores de la civilidad en los primeros años (Altamirano, 2013)
15
,
al identificar a la dictadura y
algunas de sus prácticas como el germen de los males que habían afectado a la Nación, permitió
alzar a la democracia como única solución subestimando los problemas económicos (Armony y
Kessler, 2004). Este era un aspecto del ciclo abierto en 1983, con el que además se esperaba
gobernar con estabilidad política:
Me pregunto, como se preguntan millones de argentinos, entonces, ¿Quién va a
gobernar la Argentina? […] Hay que saber gobernar a la Argentina. Este no es un
14
Raúl Alfonsín (30 de septiembre de 1983) Discurso de campaña en el estadio del Club Ferrocarril
Oeste. Recuperado de: https://www.alfonsin.org/wp-content/uploads/2019/02/Discurso_de_campana-
en_el_estadio_del_ClubFerrocarrilOeste.pdf
15
Como lo señala Reano (2012) la discusión sobre el concepto democracia sobrevolaba los aires mucho
antes de 1983, proveniente de la reflexión colectiva de sectores políticos e intelectuales que la autora data desde
los exilios argentinos a la Ciudad de xico durante la dictadura en la revista Controversia para el Análisis de la
Realidad Argentina y, luego en Argentina en La Ciudad Futura y Revista de Cultura Socialista. La revalorización
de la democracia que alzaba Alfonsín en aquel entonces, en sintonía con lo descripto por Reano, se centraba en una
defensa de las mínimas garantías que ofrece un Estado de derecho basado en una Constitución liberal. Así era, de
acuerdo con Lesgart (2002 y 2003) la democracia se construyó como una fuente creadora de expectativas frente al
pasado autoritario, pero centrándose en una lectura exclusivamente institucionalista.
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tiempo para improvisar, para debilitarse en luchas internas. Hay demasiado trabajo
que hacer para que se carezca de unidad de mano necesaria para enfrentar todos los
problemas que nos deja la dictadura (…) Tendremos autoridad porque seremos
capaces de convencer porque estamos proponiendo lo que todos los argentinos
sabemos que necesitamos: la paz y la tranquilidad de una convivencia en la que
respeten las discrepancias (Citado en Godoy, 2013: 35).
Es así que, además de enfrentarse con una crisis económica subestimada, el alfonsinismo
deberá resolver también el basamento de la gobernabilidad que significaba la transición hacia
un nuevo régimen.
La recuperación de la ciudadanía venía reactivando las formas de participación popular como
las afiliaciones masivas a los partidos políticos, las actividades culturales, las manifestaciones
sociales de estudiantes, organismos y asociaciones, el desarrollo libre de la prensa, etc. El
presidente Alfonsín combinaba las clásicas tradiciones liberales democráticas de la UCR
disputando, por otro lado, el pueblo al tradicional peronismo (Partido Justicialista) mediante la
iniciativa política de los cuadros de su línea interna Renovación y Cambio (movimiento fundado
y liderado por Alfonsín desde los años 1970)
16
, el apoyo de la Junta Coordinadora Nacional
(liderada por la Juventud Radical) y la agrupación universitaria Franja Morada: en conjunto,
este era el espacio disidente de la Línea Nacional encabezada el dirigente Ricardo Balbín
(Cavarozzi, 1997)
17
.
Sin embargo, Cavarozzi y Grossi (1989) afirmaban que, a pesar de que la
16
En general, esta línea disidente de la UCR se caracterizaba por reconocer los avances en materia de
derechos sociales que había promovido el peronismo y fomentar la unidad latinoamericana y el antiimperialismo.
Como dijese Portantiero (1988) en aquel entonces, se trataba de un programa democrático liberal con justicia social.
17
Como lo sostiene Lesgart (2011), se trata de un grupo de intelectuales que comienza a reflexionar sobre
un socialismo no opuesto al capitalismo, entendido como avance de la democracia y el Estado de derecho como
prerrequisito para activar las manifestaciones populares. Este tipo de experiencias se fundaban en la percepción
postdictatorial de la doble crisis de los Estados de bienestar y de la vía revolucionaria marxista.
Ignacio Rossi
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UCR había llegado al poder con un buen desempeño electoral, la nacionalización de Renovación
y Cambio y el verticalismo asociado a la figura de Alfonsín, no borraban las tensiones entre las
diversas líneas internas.
Por su parte De Riz y Feldman (1991) sostenían que el régimen presidencialista y la
emergencia de liderazgo carismático de Alfonsín que buscaba centralizar la autoridad
18
para
formular decisiones políticas conflictivas hicieron que las tensiones interpartidarias pasaran a
un segundo plano
19
. Entre esas decisiones conflictivas quizás la más evidente fue el abordaje de
la cuestión militar, que según Canelo (2013) aunque se persiguió desde el Ejecutivo enjuiciar a
un círculo limitado de militares por las violaciones de los derechos humanos durante la
dictadura, el involucramiento de oficiales de rango medio en los levantamientos y protestas
entorpecieron los planes del gobierno en la judicialización. A tales efectos, el gobierno debió
enfrentar tres levantamientos militares en el periodo
20
. La estructura de centralidad y unidad en
torno a la figura de Alfonsín se mantuvo en tanto el gobierno de Alfonsín no se apartará de las
líneas redistribucioncitas, intervencionistas y mercado-internistas propias del radicalismo de los
años 1960. No obstante, paulatinamente el cambio de paradigma operado en los años 1980 iba
dando legitimidad a las políticas neoliberales como única opción viable ante las sucesivas crisis
(Beltrán, 2006).
18
En un extremo, Rinesi (1993) formuló una crítica sobre el formalismo institucional que encarnó
Alfonsín y lo asoció con un pensamiento político hobbesiano. Fue Aboy Carlés (2018) quien señaló que esto fue
un exceso y que, como venimos viendo, los discursos que en cierta medida rondaron en torno a un pacto
democrático como conjunto básico de reglas no se agotaron allí, sino que habría intentos de iniciativas democráticas
que caracterizaran un reformismo alternativo de raíz alfonsinista.
19
En aquellos años, Rehren (2019) decía que los procesos de redemocratización desarrollaban regímenes
presidencialistas que buscaban la estabilización política dirimiendo los conflictos con los regímenes salientes. Esta
tendencia, en el caso argentino, tedió a dejar a los congresistas radicales en segundo plano. Como consecuencia, a
pesar de que en el parlamento se generaran muchas iniciativas legislativas solo un 6 % del total fue aprobadas. En
este sentido, el alfonsinismo no buscó mecanismos de desarrollo entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo.
20
El de Semana Santa de abril de 1987, el de Monte Caseros en enero de 1988, el de Villa Martelli en
diciembre de 1988 y finalmente, aunque no ya en la gestión de Alfonsín, pero si como continuidad directa del
anterior, el del Operativo Virgen del Valle en diciembre de 1990.
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La concepción que Alfonsín tenía del estado económico desde los albores de su gestión, nos
lleva a matizar la hipótesis de algunos autores que sostienen que hubo una especie de miopía
con respecto a lo que pasaba en la economía o a que se miraba al pasado desarrollista de forma
casi romántica (Heredia, 2006 y Pesce, 2004)
21
. De hecho, Alfonsín a pesar de diagnosticar la
crisis económica que se vivía daba prioridad a la estabilidad política:
El Estado en que las autoridades constitucionales reciben el país es deplorable, y
en algunos aspectos catastróficos, con la economía desarticulada y deformada, un
endeudamiento de insólito volumen y de origen muchas veces inexplicable […] con
una inflación desbordada cuyos efectos son una verdadera afrenta […] con una
situación internacional agravada por decisiones irresponsables cuyas consecuencias
se transfirieron imprudentemente a un futuro [y finalmente diría] Hoy enfrentamos
dos desafíos: gobernar la Nación en crisis y consolidar la forma de gobierno
22
.
Además, el gobierno apostaba a edificar en el contexto de la transición a la democracia un
tipo de Estado democrático en conjunción con ciertos rasgos de bienestar. En otras palabras,
Velázquez Ramírez (2019) dice que “Alfonsín había identificado el regreso de la democracia
con el inicio de un proceso ascendente de igualación social, y al hacerlo, había establecido en
este vínculo un importante criterio de legitimidad de su práctica representativa” (112). Así, el
restablecimiento de la democracia era el instrumento adecuado para retomar, como
consecuencia y en un nivel secundario, el progreso y el bienestar. Esta concepción de
planificación democrática, de un carácter eminentemente político, trazó una nea divisora entre
21
En este sentido, debe tenerse en cuenta que el equipo económico inicial de Alfonsín como muchos otros
funcionarios provenían de la vieja línea del radicalismo de raíz desarrollista que colaboró con el presidente Arturo
Illia (1963-1966) y coincidía con las propuestas económicas iniciales que buscaban reeditar propuestas económicas
keynesianas. Para este tema puede verse (Pesce, 2006).
22
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 31).
Ignacio Rossi
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el nuevo Estado y un pasado asociado al neoliberalismo. Así mismo, su legitimidad se sostenía
en la construcción de:
…un Estado que no busca sustituir a la sociedad sino interpretar sus anhelos
[porque] tras el disfraz de un neoliberalismo eficientista se forzó a la administración
pública a ser cómplice de una intensa política intervencionista. Se agravó de este
modo la tendencia a la concentración de ingresos (…) y de la minoría especuladora
y agresiva que manipuló permanentemente al Estado
23
.
Con los fines de reedificar un nuevo régimen, Alfonsín tuvo la iniciativa de vincularse con
grupos intelectuales que se encontraban reflexionando sobre la argentina contemporánea. La
reconfiguración del campo intelectual que trajo la apertura democrática, aceitó los vínculos y la
participación de aquellos intelectuales con el gobierno como Jorge Roulet, Dante Caputo, Juan
Carlos Portantiero, Francisco Delich, que participaron desde un comienzo en el Centro de
Participación Política
24
. Estos grupos intelectuales que confluyeron en el movimiento de
Alfonsín y su promesa democrática, defensa de los derechos humanos y cierta promesa de
bienestar fundada en una ruptura con el pasado dictatorial, también explican la fisonomía de
algunas ideas y posturas con las que se encarara el nuevo escenario político.
23
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 43).
24
Como lo explica Nicolás Freibrun (2014) las contribuciones de Portantiero, Joé Nun, Emilio de Ípola,
Atilio Borón, Guillermo O´Donnel, Margarita Graziano, Pablo Guissani, Sergio Bufano y Carlos Strasser, daban
cuenta desde la izquierda cultural de la construcción de un tiempo histórico donde la democracia tomaba un valor
en sí mismo como punto de partida político. Grupos intelectuales de un amplio arco de la izquierda cultural desde
1980 se volcaban a la búsqueda de guías políticas para la institucionalidad democrática. María Cristina Basombrío
(2014 y 2015) ha señalado que la base de estos apoyos estuvo, por un lado, en el Grupo de Carlos Nino que
fomentaba un liberalismo igualitario y, por el otro, en el Grupo Esmeralda fundado por el empresario Goodbar
Meyer y el académico Eduardo Issaharoff que defendía una democracia desde la redefinición de la izquierda
defendiendo el Estado de Derecho y las libertades.
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De esta forma, la propuesta democrática, además de sus cuadros tradicionales, se relacionaba
con la propuesta de los sectores provenientes de la izquierda cultural que modificaba por aquel
entonces su concepción de la democracia dejando atrás el signo negativo de instrumento burgués
que tradicionalmente había tenido. Estos grupos, tras su anhelada búsqueda por no abandonar
el ideal de transformación relacionado a la revolución, recuperaron un sentido social de la
democracia que se canalizaba con la participación de la sociedad civil articulando lo político y
lo público (Portantiero, 1988)
25
. Como lo señalaron Nun (1984, 1987) y Quijano (1986), el
objetivo del socialismo era instaurar un régimen democrático que preparara al pueblo para el
ejercicio de su autonomía como de lograr una representación extensa que superara las esferas
del poder ejecutivo.
Estas proyecciones entraban en una tensión con los problemas económicos que, como
vimos, eran severos. Mientras tanto el diagnóstico del alfonsinismo involucraba al papel del
Estado y la democratización entendiendo que el desarrollo sería una consecuencia:
Lo que se requiere es una profunda transformación que incluya la redefinición del
papel del Estado, el establecimiento definitivo de una carrera administrativa y la
puesta en marcha de un serio prolongado proceso de reforma del aparato estatal que
no solo acompañe la democratización de la vida política del país, sino que además
profundice el cauce democrático e impulse el desarrollo
26
.
25
De hecho, los rechazos al discurso alfonsinista que venían de la derecha liberal y una parte del clero
católico guardaban las sospechas del eterno enemigo comunista. La afinidad ideológica con la socialdemocracia
fue la fuente de la oposición civil y militar porque significaba alianzas que hasta el momento no se habían practicado
en la Argentina, producto del acercamiento de una parte de la izquierda a los procesos de redemocratización
latinoamericanos y otra singularidad del proyecto refundacional alfonsinista (Altamirano, 2013).
26
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 44).
Ignacio Rossi
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Sin embargo, estos conceptos no daban cuenta de las imposiciones fiscales y económicas que
sobrevendrían severamente impidiendo cualquier tipo de planificación en este sentido y que,
finalmente, conducirían a un “giro realista”
27
. Sin embargo, se hablaba de recuperar el equilibrio
en las variables económicas “tradicionalmente tan afectado por las deficiencias estructurales de
nuestra economía”
28
.También, en campaña electoral Alfonsín decía que:
Vamos a suplir las fallas estructurales de la economía argentina, que a veces
producen aumentos de costos sin que medie para nada la negligencia del productor.
Vamos a cambiar el sistema tributario de modo de alentar la reinversión, porque
dejará de basarse en los consumos populares y buscaremos que fundamentalmente
se aplique sobre los consumos suntuarios y las rentas no invertidas. Va a haber reglas
de juego claro con sentido de permanencia en el tiempo, para que el capital de riesgo
sepa realmente a qué atenerse; y encontraremos entre todos la manera de definir un
régimen de promoción industrial que sea accesible a la pequeña y a la mediana
industria, fundamentalmente de agroquímicos y de fertilizantes
29
.
La concepción de que existían problemas estructurales en la economía Argentina y de que
estos habían agravado en sus efectos a partir de las medidas adoptadas en la última dictadura,
estaban presentes en los inicios del alfonsinismo, siendo esta una cuestión central cuando
irrumpieran con más intensidad las propuestas ortodoxas (Llairó, 2008 y Fair, 2014). Desde sus
inicios, se entendía que llevar a cabo reformas de fondo era una necesidad inminente para
27
En alusión al pronunciamiento de Alfonsín en septiembre de 1984 durante su visita a los EE.UU. El
llamado “giro realista” hacía alusión a una nueva fase de negociaciones y relaciones con la potencia para renegociar
la deuda externa, entre otras cuestiones, abandonado el signo confrontacionista que caracterizó los primeros meses
de la gestión. A propósito, véase (Escudé y Cisneros, 2006).
28
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 56).
29
Raúl Alfonsín (30 de septiembre de 1983) Discurso de campaña en el estadio del Club Ferrocarril
Oeste. Recuperado de: https://www.alfonsin.org/wp-content/uploads/2019/02/Discurso_de_campana-
en_el_estadio_del_ClubFerrocarrilOeste.pdf.
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equilibrar a la economía, de hecho y en un principio, se aseguró que no debía caracterizarse al
Estado como “sobredimensionado e ineficiente [porque] solo sirve para agravar y preservar los
privilegios de una minoría [por el contrario] este Estado de la actualidad, pesado, adiposo,
retardatario, habrá que transformarlo mediante una profunda reforma administrativa”
30
.
De hecho, cuando Alfonsín hablara de acabar con la inflación, volvería a hacer referencias a
los problemas estructurales de la economía, así como a la necesidad de contener el déficit
público generando equilibrios, pero en conjunción con rasgos más característicos de una
propuesta keynesiana que alzaba como primordial la justicia social y el papel del consumo:
Hay que dar la respuesta que corresponde a la justicia social y hay que aumentar el
poder de compra del pueblo, y esto al mismo tiempo que disminuir una inflación
tremenda. La vamos a recibir en alrededor de un 500 por ciento y nos
comprometemos a llevarla en pocos meses a dos dígitos al año. Pero lo vamos a
hacer atendiendo a las medidas estructurales y promoviendo de todas las maneras
posibles el aumento de la producción, al mismo tiempo que con una disciplina
monetaria y fiscal. Tenemos que aumentar los gastos en educación y en salud, pero
no podemos aumentar el déficit, y entonces corresponderá que saquemos esas
partidas de otras zonas del presupuesto. Y, como no podemos aumentar el déficit,
vamos a disminuir el presupuesto de las Fuerzas Armadas en el país
31
.
También en 1983 cuando Alfonsín hablara de la inflación como un problema fundamental de
la economía, le atribuyó a la misma causa “estructurales” por un lado, y de “excesiva demanda”,
30
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 56).
31
Raúl Alfonsín (30 de septiembre de 1983) Discurso de campaña en el estadio del Club Ferrocarril
Oeste. Recuperado de: https://www.alfonsin.org/wp-content/uploads/2019/02/Discurso_de_campana-
en_el_estadio_del_ClubFerrocarrilOeste.pdf
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por el otro. Mientras que las primeras no se mencionaban, con las últimas se hacía referencia al
déficit presupuestario del gobierno y su consecuencia en la emisión monetaria. Más allá del
rumbo que tomó el primer equipo económico, desde un comienzo, la idea de reducción del
déficit fiscal estuvo entre los objetivos manifiestos, aunque acompañada de propuestas de
reactivación económica y productiva. Esto, mediante “una política de ingresos, que ponga [fin]
a la lucha irracional por la distribución (…) con un sostenido crecimiento de la producción y
por una mejor distribución de los ingresos”
32
.
Es decir, el ajuste recesivo se descartaba, y específicamente Alfonsín se refería al ajuste de
tipo ortodoxo que desde los últimos años de la dictadura el FMI venía impulsando. Existía en la
concepción presidencial una idea de la necesidad de implementar reformas en la economía, pero
subsumida al poder democratizador del gobierno. Incluso, cuando se resumieran las prioridades
sintéticas de la plataforma electoral en el área de la economía, se diría que “crear las bases para
un periodo de estabilidad, justicia y desarrollo” (Bianco et. al.: 1989: 12) era una prioridad;
combinando así conceptos como estabilidad, que devendrían en un signo ortodoxo, con la
justicia social y el desarrollo, más adscriptos a la posguerra (Rougier y Odisio, 2019). En
realidad, cabría aclarar que, en estos años, el alfonsinismo hablaba de estabilidad institucional
en términos de la consolidación democrática y de resolver la emergencia económica con un
ímpetu keynesiano
33
.
32
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 63).
33
Como lo señalara D’Alessandro (2013) aún en la plataforma electoral de la UCR imperaban las dos
grandes líneas emanadas del liderazgo del dirigente histórico de la UCR Ricardo Balbín que referían a la
recuperación del Estado de derecho y la intervención del Estado en la economía. Paulatinamente, aunque Alfonsín
no parecía contrariar esta postura, se irían redefiniendo a lo largo de la década.
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Podríamos decir que la mirada económica del gobierno era aún leída desde la óptica de la
coyuntura política y más explícitamente desde la estabilización política del régimen democrático
prioritario desde los círculos intelectuales que rodeaban al alfonsinismo. Quizás es por ello que,
más allá de las menciones que hemos visto, desde un principio las prioridades del gobierno se
enumeraron en combatir:
[La] inflación hasta eliminar sus nefastas consecuencias. Promover la plena
ocupación, redistribuir el ingreso en favor de los sectores más carenciados, estimular
especialmente la aptitud por el campo como productor de alimentos y generador de
divisas, ir ordenando la actividad financiera para que cumpla su función natural de
apoyo a la producción, (…) y controlar y reducir el gasto del Estado (64).
En este orden de cosas, se entendía que la reducción del gasto estatal debía estimular una
mayor capacidad de acción al sector privado mediante el involucramiento y la inversión en
sectores de vacancia donde el Estado no se encontraba en condiciones de seguir tutelando un
proceso de desarrollo. Aun así, las concepciones redistributivas se entremezclaban con una
conciencia del ajuste y transformación del Estado que inminentemente debía realizarse.
Quizás Alfonsín esperaba definir desde el área económica, en congruencia con el plan
democrático refundador, un “Plan de Desarrollo Nacional con un prolijo y ajustado programa
que se desenvuelva con una sana competencia y sin interferencias monopólicas, que asegure la
libertad de iniciativa, la igualdad de oportunidades y la soberanía del consumidor”
34
. Sin
embargo, los principios liberales de sana competencia propiciados se combinaban con una idea
de ajuste estatal. De esta forma, se decía que “el Estado se irá desprendiendo rápidamente de
funciones innecesarias, conservando aquellas empresas que prestan servicios públicos
34
Discurso del presidente Raúl Alfonsín ante la Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983 en
(Alfonsín, 1983: 57).
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esenciales, las que exploten recursos naturales no renovables, o las que detenten monopolios
necesarios por su naturaleza”
35
. Entonces existía cierta conciencia de que el Estado no ocupaba
sus esfuerzos en atender servicios básicos como la salud y la educación y que, por el contrario,
“participa mucho más en la economía y lo hace al precio de grandes derroches”
36
.
Cabe mencionar cuando se decía que la política comercial debía facilitar el funcionamiento
racional del mercado, su máxima transparencia, la eliminación paulatina de intermediaciones
artificiales, abusivas o parasitarias y la formación de precios acorde con los factores reales de la
oferta y la demanda”
37
.. De modo que existían ciertas alusiones liberales que avalaban un
mercado racional y que seguramente, buscaban adaptarse a los nuevos vientos de la
globalización financiera (Chesnais, 1996). Junto a la liberalización comercial se diagnosticó que
el sistema impositivo actuaba regresivamente y que el impuesto inflacionario era un recurso de
financiamiento estatal que perjudicaba a “los sectores más vulnerables de la población”
38
de
modo que con estos principios convivían sentidos de bienestar social
39
.
Consideraciones finales
Hemos podido observar la envergadura de la crisis económica que se afrontaba al momento de
la transición a la democracia como parte del legado de la dictadura previa como de la crisis de
35
Ídem.
36
Ibidem., 58.
37
Ibidem., 65.
38
Ibidem, 60.
39
Como lo aclaran Fanelli y Frenkel (1986) el concepto de impuesto inflacionario remite a una expresión
de los economistas ortodoxos. Por impuesto inflacionario (que en verdad vendría a ser un eufemismo) se entiende
al proceso de redistribución de riqueza entre diferentes sectores de la sociedad por que la inflación licúa la riqueza
de los tenedores de M1 (la cantidad de dinero que circula en la economía en concepto de monedas y billetes,
depósitos corrientes y reservas del Banco Central) y el gobierno financiaba así sus pasivos vía emisión monetaria.
La población más informada y con mayores recursos financieros retiraba sus activos del alcance del gobierno y
percibían que se apropiaban de sus ahorros y por eso la mayor carga recaía en los sectores asalariados, reduciendo
la capacidad de un recurso que el Estado venía usando desde hacía algunas décadas. En este marco, era prioritario
reducir el déficit presupuestario y retornar a la actividad privada reduciendo las funciones impropias del Estado.
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la deuda latinoamericana. Además, y como podría esperarse, en todo el periodo de Alfonsín las
cuentas públicas estuvieron desequilibradas y las principales variables de sector externos no
fueron favorables a la Argentina. Como hemos mencionado, en la plataforma electoral de la
UCR lo económico no ocupó un lugar principal
40
. Esta era una plataforma despojada de los
intereses sectoriales que efectivamente existían y que acumulaba una sociedad tras largos años
de una dictadura militar. Hasta aquí parece que las concepciones iniciales del alfonsinismo en
el orden económico y social se inscribían más bien en una combinación de un imaginario de
posguerra, cierta consciencia de ajuste económico ajustado al contexto que se vivía y la retórica
de un presidente que inauguraba un nuevo régimen con el poder de la democracia en primera
línea. Esto, se conjugó con una elevada conflictividad sindical, producto de la caída en la
participación de los asalariados en los ingresos y la pérdida del poder adquisitivo tanto en
dictadura como en democracia, a pesar de cierto intento por recomponer sus ingresos durante el
plan Grinspun, que tuvieron como contraparte una indetenible inflación.
En este panorama económico general nos hemos interrogado acerca de las concepciones
iniciales con que el alfonsinismo, encarnado en la figura central del presidente Alfonsín, buscó
encarar las tareas de construcción de un nuevo régimen democrático especialmente en
cuestiones económicas. No hubo pronunciamientos específicos, ya que estos aparecían
subsumidos a la retórica democrática del presidente como a la promesa de bienestar y justicia
social con que se asoció a la transición. Sin embargo, nos permitimos arrojar algunas reflexiones
en este sentido para comprender cómo se vivieron en este sentido las primeras ideas en torno a
40
La agenda se circunscribió a establecer el Programa Alimentario Nacional, una baja de los costes
financieros, aumento del salario real y del beneficio empresario, crédito a la producción, renegociación de la deuda
adecuada al comercio internacional, apoyo al campo en precios y retenciones, fomento a la industria nacional de
maquinaria agrícola, protección al trabajador rural, reactivación de la capacidad ociosa, desarrollo tecnológico,
entre otras, pero sin definir un programa concreto e integral (Bianco et. al: 1989).
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los problemas económicos que se debían enfrentar. En un comienzo se convocó ampliamente a
los argentinos con gran énfasis en sus atributos liberales individuales de corte ciudadano para
defender el nuevo régimen y un Estado independiente frente a la ruptura que se establecía con
el pasado autoritario. Este último, asociado a la patria financiera (empresarios), grupos
internacionales (acreedores, FMI, etc.), corporaciones (militares y sindicalistas) como políticas
antipopulares neoliberales (apertura, liberalización, etc.). Sin embargo, el alfonsinismo también
reivindicaba ciertas aristas liberales quizás propias del régimen político que se defendía
asociado a la reformulación de la democracia por un amplio arco de la izquierda cultural:
pluralidad, defensa de libertades, iniciativa individual y ciertos márgenes de mercado y
eficiencia.
Quizás esta contradicción se hacía más evidente cuando aparecían entre los problemas a
enfrentar la abultada deuda pública, la creciente desocupación, la especulación (recordemos que
el BCRA mantuvo prácticas como funcionarios asociados a la dictadura hasta el recambio
ministerial de Enrique García Vázquez por Alfredo Concepción), entre otras. Como parte de
este entramado, también se entendía que el sector financiero se encontraba afectado por la
velocidad de la circulación de la moneda, la desmonetización y la escaza liquidez para acceder
a fondos que, en última instancia, afectaba las necesidades del sector público y de las empresas
que se encontraban en un estado calamitoso de endeudamiento. Es por ello que se consideraba
una necesidad devolver vitalidad a la política crediticia y a la formación de ahorro como
mecanismos para incentivar la inversión.
Pero, sin embargo, estos eran subsidiarios de la retórica democrática que priorizaba, quizás
dado las bases iniciales de apoyo del alfonsinismo, la democratización como motor del bienestar
y estabilización política del país: es decir, lo institucional primero, el reordenamiento económico
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después. Así y todo, este reordenamiento económico aparecía asociado aún a ciertos rasgos más
propios de los estados de bienestar de posguerra que, a pesar de su evolución y matices entre los
años 1940 y 1975, reivindicaban la iniciativa del desarrollo.
La ambivalencia fue tal que, a pesar de estas últimas características, reflejadas en el primer
programa económico de Grinspun, se incluyeron propuestas y concepciones por parte de
Alfonsina referidas al excesivo papel del Estado en la económica (especialmente en el orden de
la producción), la necesidad de realizar reformas estructurales para acabar con la inflación y
redimensionar el Estado como favorecer una política comercial más con menos intervención
estatal. Pero estas consignas, que se tornaban farragosas dado su difícil desprendimiento de la
retórica democrática como de la promesa inicial de bienestar social que esta despertaba, eran
asociadas más a una situación objetiva y cierto quorum de ajuste económico cuidadoso de no
ser ligado al régimen autoritario anterior. Varias de estas consignas, que estaban presentes en
los inicios de la transición, luego serían un insumo del avance neoliberal y el “consenso del
ajuste” (Massano, 2018: 2) que avanzara a lo largo de la década, relacionado con la crisis
económica, pero iniciado en su plenitud en la década de 1990 en la Argentina. Hasta aquí quizás
hayamos contribuido a identificar las aristas del discurso democrático en el orden económico y
contribuido a comprender desde sus inicios cómo pudo haberse pasado de un programa
económico asociado al bienestar y de corte keynesiano a un progresivo avance ortodoxo a lo
largo de la década.
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Anexo
Tabla 1
Estabilización keynesiana de posguerra
41
Año/presidencia
Objetivos
Medidas
1963/Arturo Illia
Reactivar la economía tras
algunos años de recesión
(desempleo, caída salarial y
retracción de la productividad)
mediante una expansión global
en un marco gradualista.
Incentivar la capacidad
instalada
Estimular a las industrias
intensivas en trabajo
Promover el financiamiento
con cierta independencia del
extranjero
Expansión fiscal mediante
compras del Estado y crédito vía
emisión monetaria
Congelamiento de tarifas
públicas
Promoción de la primera Ley
de salario mínimo, vital y móvil
(crecimiento salarial por encima
de los precios)
Control de precios de la
canasta familiar
Controles para movimientos
financieros
Devaluaciones progresivas
Concesión de créditos al
sector privado
Nota: tabla elaborada en base al libro de Rapoport (2020).
41
Las semejanzas con la reactivación keynesiana del plan Grinspun son notables, aún más teniendo en
cuenta que muchos funcionarios que respondían al ministro de economía de Alfonsín habían sido parte del equipo
económico y político de Illia en 1963. No obstante, también pueden encontrarse semejanzas con otras
estabilizaciones keynesianas de posguerra tales como las del primer peronismo (presidente Juan Perón) desde 1945
(o populismo clásico) y el tercer peronismo en 1973.